Santo, Santo, Santo.

El Canto del Santo (“Sanctus”) es una parte central de la Misa en la liturgia eucarística, justo antes de la Plegaria Eucarística. Este himno es una aclamación de alabanza que une la liturgia terrenal con la adoración celestial, expresando la santidad y la gloria de Dios.

El texto del Santo proviene de las Escrituras. La primera parte (“Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo…”) está inspirada en la visión de Isaías (Isaías 6:3) y el Apocalipsis (Apocalipsis 4:8), donde los ángeles proclaman la santidad de Dios.

La segunda parte (“Bendito el que viene en nombre del Señor…”) es tomada del Salmo 118:26 y es la aclamación que la multitud hizo a Jesús durante su entrada a Jerusalén (Mateo 21:9).

El Santo es una aclamación que reconoce la santidad absoluta de Dios y su gloria, que llena el cielo y la tierra. Al cantar “Bendito el que viene en nombre del Señor”, los fieles reconocen la presencia de Cristo en la Eucaristía, que está por realizarse en la consagración.

El canto une la liturgia de la Tierra con la del Cielo, ya que los fieles se unen a los coros angélicos en la alabanza a Dios. Este momento refleja la creencia católica en la comunión de los santos, donde la Iglesia en la tierra se une con la Iglesia en el cielo para adorar a Dios.

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